Creo que cuando decidí mudarme a España no era completamente consciente de todo lo que acarrearía. Aunque actué con el corazón algo de razón sí que hubo, pero tomé una decisión muy arriesgada y ahora que lo pienso a un año de mi llegada a este país, fue bueno hacerlo con corazón en parte porque de otro modo no hubiera “saltado el charco”.
Les digo esto porque vine a España dispuesta a pasar trabajo y gracias a Dios, no me ha ido mal, sin embargo al llegar tuve que quedarme en una habitación, compartiendo piso para ahorrar, cosa que no todo mundo puede hacer, pero que es una solución habitacional práctica para vivir decentemente mientras se regulariza tu situación.
Alquilar habitación desde Venezuela
Desde Venezuela busqué infinidad de páginas para ver si podía alquilar a distancia y sí que se puede. En España es muy común que estudiantes alquilen habitaciones por temporadas, mi problema era que no sabía por cuánto tiempo podía alquilar teniendo en cuenta los factores en contra (Trabajo, legalización de status en el país, dinero €, etc). Por el momento como me iba yo sola un mes, necesitaba una habitación para mi, pero cuando llegara mi marido debíamos buscar una que nos aceptara a ambos, algo relativamente complicado.
Tras ver que al escribir por Whatsapp, los caseros no podían reservar una habitación por equis tiempo sino que la entregaban al mejor postor y de manera inmediata, me rendí y opté por quedarme en un hotel barato por unos 3 días (Reserva sin pago por adelantado a través de Booking.com) y plantearme ese tiempo para conseguir una habitación por un mes.
Conseguí entonces una chica filipina a través de la página Easypiso.com que podía reservarme una habitación y quedarme en ella sólo por un mes, así que sin dudarlo y a pesar de que la zona (Lucero) no me iba a permitir caminar por las largas distancias, acepté desesperada. A los días tuve que cancelar este compromiso con ella porque una amiga consiguió a su vez una chica que por el mismo precio me arrendaba una habitación en una zona más accesible (Moncloa) y me aventure.
La habitación (sola) en Madrid
Vivir en una habitación compartiendo espacios con otras personas a las que no conoces no es fácil, sobre todo si esas personas son locales, porque sus costumbres, modos de hablar, de ver la realidad y de vivir son muy distintos. Yo compartí con dos chicas y me alegro mucho que fueran ellas, aún hoy mantengo el contacto y eso que es difícil hacer amigos cuando no eres tan sociable, pero bueno…ese es otro cuento.
Mantener el orden, compartir la limpieza, respetar el silencio, la privacidad todo juega a favor y en contra cuando vives con otros, pero no es mal de morir. Además se aprende mucho, de palabras, de costumbres, de política (sí sobre todo) y hasta de humor (Dani Rovira y sus chistes), cuando estás solo en un país extranjero, todo suma.
La habitación (juntos) en Madrid
Cuando vivía sola tuve muchísimo estrés porque en Octubre es época escolar y aunque hay mucha oferta habitacional, también hay muchísima demanda tanto de pisos como de habitaciones, así que cada vez que llamaba a una habitación céntrica y perfecta para mi esposo y para mi….ya estaba ocupada y el anuncio no tenía más de 12 horas. Así que entré en desesperación porque era momento de moverme a una habitación matrimonial y tomé una mala decisión.
Nos mudamos a un piso grande, antiguo pero muy bien ubicado, aún no tenía trabajo, pero como el piso tenía áreas muy sucias, me propuse para limpiar y descontar del alquiler las horas trabajadas. ¡Era perfecto! Como no tenía trabajo aún, un ingreso extra no caía nada mal. ¿El problema? El casero vivía allí.
Ángel llegó de Venezuela y nos mudamos juntos a este piso en Conde de Casal, con el dueño de casa que resultó un poco descortés y además fumador (no tolero el cigarro) pero por el precio de la habitación y el descuento por limpiar la casa creí que valdría la pena….ilusa yo. No aguantamos ni 3 días, había otra chica recién llegada también y creo que tampoco iba a aguantar, así que ya con mi esposo en Madrid, decidimos buscar oootra habitación donde estar tranquilos, este desastre escogiendo un sitio totalmente inapropiado sólo fue culpa mía, de los nervios y de la inexperiencia.
Escoger un buen sitio para con-vivir no es complicado
La idea es buscar con mucha calma, visitar muchos sitios y ver cada detalle como:
- ¿El casero vive allí? Dependiendo de tu primera impresión ya decidirás si te parece o no mantener la convivencia con el dueño de casa.
- ¿Cómo son los compañeros de piso? pregunta si trabajan, edades, hábitos. Por lo menos, yo no podría vivir con personas que fuman, que son maleducadas o no son limpias. No es indiscreción, es que vas a compartir un espacio por el que pagas y del que debes tener referencias.
- ¿Quien se encarga de la limpieza? Puede ser que se pague a alguien para que haga la limpieza o que cada quien realice las labores de limpieza en días determinados. Déjalo claro.
- ¿Cómo se comparten los espacios? Pregunta si puedes usar el salón y la cocina. Lo normal es que si, pero hay casos de casos. Solicita sin pena espacio en el baño, cocina y nevera para colocar tus cosas, es imprescindible.
- ¿Gastos incluídos? Si en el precio del alquiler de la habitación vienen incluídos los gastos, mejor. Pero no es lo común, sobre todo en invierno o verano cuando se incrementa el gasto de agua, gas y electricidad. Si necesitas internet, puedes instalar tu propia línea o acordar compartir los gastos aquí también. Pregunta esto sin dudarlo.
- ¿Visitas? En algunos casos la visitas no son permitidas, pero siempre puedes consultarlo, si la pagas, en parte también es tu casa, pero siempre desde el respeto.
En nuestro caso, felizmente, tras la desesperada huída de la habitación del fumador conseguimos que una pareja ecuatoriana nos alquilara un cuarto matrimonial en el que estuvimos 7 meses. Esta pareja trabajaba todo el día, había otro señor que también trabajaba, era gente adulta así que estuvimos muy tranquilos.
Compartimos la limpieza en la semana, igual que el uso de la cocina y la lavadora, casi nunca coincidimos y estábamos tan cómodos que parecía que vivíamos solos. A pesar de que la privacidad mermaba un poquito, creo que fue una buena manera de sostenernos mientras conseguimos un trabajo estable.
Esta gente también confió en nosotros porque ninguno de los dos teníamos trabajo y confiar en inquilinos sin trabajo en este país es complicado, lo digo porque muchas veces piden alguna constancia o una nómina para comprobar que efectivamente percibes algún salario. Afortunadamente nunca fallamos un pago, así que creo que hasta que nos fuimos estuvieron contentos ya que incluso al dejar la habitación, encontramos otra pareja para que la ocupara a nuestra salida, así todos ganamos.
¿Qué te parece la idea de vivir en una habitación? ¿Ya te ha pasado? ¡Comenta!
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